Como cada día, me fui a comer al restaurante de la Gran Vía, quizás no sea el mejor de la zona, ni el mas limpio, ni el mas exclusivo, pero su comida casera, y la confianza de la gente del lugar hace que vaya día sí y día también.
Al entrar, me saludó Mari, la dueña, y posteriormente los feligreses de esa santa comida, como cualquier día.
Pero me quedé parado al comprobar que mi mesa, estaba ocupada por dos venerables ancianos, así que me senté en la de al lado, aunque no me hizo mucha gracia.
Hablaban susurrando, para que nadie les descubriesen, así que no me pude resistir y presté atención a sus palabras.
-¿No te parece gracioso?, al final tendré razón, acabaremos nuestros últimos días juntos- comentó la abuela, mientras tocaba su largo y plateado pelo canoso.
-Eso me dijiste el segundo día que nos vimos- le contestó el anciano. -Si lo llego a saber como iba a ir todo, me hubiese quedado contigo desde el principio sin pensarlo.
No lo podían disimular, sus ojos brillaban como candelas. Se les notaba esa ilusión del primer amor, del que nunca se olvida.
De repente, sin hacer ruido, se marcharon, cogidos de la mano.
-Adiós tortolitos- les dijo Mari, que traía mis ansiadas galtes de cerdo. Los dos rieron y salieron por la puerta.
Me sirvió el segundo plato, cuando me contó la historia de su amor.
Se conocieron con 16 años, pero por cosas del destino, tomaron una vida separada, él, se tubo que marchar a Barcelona, como tanta otra gente, mientras ella se quedó en su Murcia natal aún sabiendo de su error. Se separaron y formaron cada uno su familia, se veían cada dos o tres años, para contarse las batallas del día a día y recordar con melancolía el pasado...
No hacía mucho, enviudó Antonia, y el año pasado, a Juan le dejó su mujer, por un mulato de treinta años, así que decidieron recuperar todo el tiempo perdido, ahora que nadie se lo podía impedir.
APA...
.......... LLARGA VIDA ALS SOMNIS I AL ROCK'N'ROLL!!!!!
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